El número de electores calificados para sufragar, que suman 13’261.994, no es una sorpresa, está acorde con el crecimiento de la población que ya supera los 16 millones de habitantes.

Tal vez lo inédito en este proceso electoral sea el número de candidatos: 81.960, de los cuales solo se elegirán a 5.668 entre alcaldes, concejales urbanos y rurales, prefectos provinciales, consejeros, vocales de juntas parroquiales y para el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social; esto último también es nuevo y copó gran parte de la campaña en un interminable debate que no ha concluido y tal vez tampoco finalice en los próximos días.

La máxima autoridad en este proceso es el Consejo Nacional Electoral que, el fin de semana, llevó a cabo un simulacro que, de acuerdo con la opinión de sus autoridades, transcurrió con normalidad, lo cual confirma que los comicios del domingo se desarrollarán en completa calma.

El número de papeletas y el alto porcentaje de indecisos podría determinar que las votaciones sean lentas; a lo cual se suma el crudo invierno que vive la Costa y que podría retrasar el inicio del proceso, marcado para las 07:00 en el territorio continental y el cierre a las 17:00. Al igual que elecciones anteriores, también se votará en el extranjero en el mismo horario local de cada país. España con 175.735 y Estados Unidos con 113.310 son los países con el mayor número de electores.

Durante la jornada tendremos la presencia de 1.700 observadores nacionales y 130 internacionales que representan a las más importantes organizaciones mundiales. La presidenta del CNE, Diana Atamaint, aseguró que por primera ocasión los observadores estarán presentes en las 24 provincias del país.

Durante el simulacro a escala nacional, y también en el extranjero, se verificó el tiempo del sufragio, la instalación de las mesas, el escrutinio y las comunicaciones entre los recintos electorales y los centros de conteo de los votos. La autoridad electoral afirma que todo está en orden para un nuevo proceso que es fundamental para el sustento de la democracia. (O)