Sorpresivamente, justo en medio de la audiencia del juicio instaurado por el Primer Mandatario, los directivos de diario El Universo aceptan implícitamente que su editor de opinión cometió un error, y a la vez le piden al presidente Rafael Correa que él escriba la rectificación. Según el artículo 66, numeral 7 de la Constitución, “toda persona agraviada por informaciones sin pruebas o inexactas, emitidas por medios de comunicación tiene derecho a la correspondiente rectificación, réplica o respuesta en forma inmediata, obligatoria y gratuita…”.
Por tanto, la propuesta de conciliación del matutino no cabe como una actitud digna y responsable. “Le ofrecemos que nos haga llegar el texto de la rectificación exigida para disponer su reproducción íntegra en El Universo, en el día y espacio que usted señale. Si usted decide no aceptar nuestra propuesta que sirva esta carta como cumplimiento a su exigencia. Esperamos que con este ofrecimiento -hecho en la etapa procesal- usted ponga fin a este juicio”, dice la carta. Esto lleva a pensar dos cosas: el diario no quiere o no puede probar las aseveraciones hechas por su ex editor de opinión, y pone del lado de Rafael Correa toda la responsabilidad del tema, para que sea él quien explique, paradójicamente, que no fue quien ordenó disparar en el 30-S, como afirmó Emilio Palacio.
Y si el argumento de que con una posible sentencia condenatoria a los directivos se dejaría sin trabajo a miles de personas, ellos deberían pedir a Palacio que haga la rectificación o pruebe lo que afirmó.
En estos casos, si se asume que se puede y debe hacerse una enmienda, desde ningún punto de vista eso implica arrodillarse ante nadie. Todos los medios de comunicación cometemos errores, pero estamos en la obligación constitucional y moral de rectificar para mirar de frente y afirmar nuestra responsabilidad de servicio.