Con mucha sorpresa se recibió en el país la propuesta de un candidato presidencial para rearmar a los campesinos. ¿La idea es que puedan usar armas de fuego del mismo modo que ocurre en EE.UU. o simplemente recibirán un apoyo estatal para la compra de pistolas, escopetas y fusiles? Se entiende que en campaña se ofrezca de todo, pero mucho cuidado con generar este tipo de expectativas sin considerar de antemano el significado, el impacto y los efectos de una medida de esta naturaleza.

El riesgo de concretar estas propuestas no solo significa un retroceso en una política pública responsable de seguridad, sino que alientan la violencia, el tráfico de armas y generan miedo. Si hay grupos o sectores campesinos que solicitan estas armas, saben perfectamente que las leyes actuales norman su uso, la compra y el control.

El ofrecimiento electoral del candidato presidencial adolece de esa información y, por lo mismo, crea una falsa expectativa y configura un clima de temor en quienes defendieron la medida de eliminar el uso de armas en el campo bajo el pretexto de combatir el abigeato. (O)