A ningún país o gobierno sensato se le ocurriría intervenir el territorio estadounidense. Ha participado en tantas guerras, ha dejado muertos por doquier, ha usado toda clase de armamentos en territorios ajenos, ha mandado a morir a centenas de miles de jóvenes, que cualquier corte internacional tendría varios argumentos para sancionarlo, por lo menos, moralmente. Lo que ocurre en Siria, a miles de kilómetros de Washington, no altera la vida de sus ciudadanos.
Al contrario, casi el 70% de ellos está en contra de una guerra contra Siria. Y sin embargo, bajo una autoridad que nadie le ha otorgado y sin ningún argumento jurídico válido, una comisión legislativa autoriza a Barack Obama a invadir ese territorio árabe. ¿De dónde proviene tanta osadía y arrogancia?