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Álvaro Uribe constituye el referente de algunos actores políticos ecuatorianos. ¿No fueron a Bogotá a reunirse con él cuando se preparaba la campaña electoral de este año? ¿Hubo más reuniones y encuentros no públicos? Quizá sí. Y dirán que era legítimo.
Pero ahora, ¿qué dirán esos mismos actores políticos sobre la denuncia fundamentada y en proceso judicial de que la Policía secreta de Colombia, bajo la autoridad de Uribe, espiaba a Ecuador y Venezuela?
De ahí debe haber salido mucha información que se filtró a ciertos medios en calidad de “primicias” y como parte de una campaña de desprestigio al gobierno ecuatoriano y a las fuerzas de izquierda, como a muchos hombres y mujeres honestos.
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