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Casi a diario circulan mensajes agresivos, insultantes, desde cuentas y correos clandestinos, pero basta ver en las redes sociales a determinados oficiales en servicio pasivo (lo cual ya resulta un eufemismo) para comprobar que se trata del mismo grupo, espíritu o “asociación ilícita”. En todos esos mensajes la idea es la misma: desestabilizar, conspirar y preparar el terreno para retornar al modelo corporativo donde determinados grupos imponían sus intereses en nombre del país y de una patria que es solo la de ellos y de nadie más. No importa si con ello el resto pierde derechos y garantías. En los últimos mensajes y videos hay una clara intención de torpedear el proceso electoral a favor de uno o dos candidatos. Quizá porque no aceptan que ellos no suben en las encuestas y no logran lo que en sus cabezas imaginan. Lo de fondo es otra cosa: ¿quién les dio a los militares en servicio pasivo (son algunos en realidad) un poder político para imponer un modo de ver la realidad? ¿Por qué profesores, ingenieros, periodistas, médicos o burócratas retirados no ejercen una conducta similar? Si desean respeto y consideración no usen mal las armas y métodos de la guerra fría. (O)