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El Municipio de Quito siempre se ha caracterizado por una gestión bastante eficiente en todas sus obras y proyectos. Independientemente de la administración y su sello político, la gestión ha sido de una dinámica muy propia, para ajustarse a las normas y requerimientos legales. Oh sorpresa: el mayor contrato de la capital, el del Metro, con un consorcio de empresas, entre las que se encuentra la brasileña Odebrecht, no se inscribe en Sercop, como manda la ley.
¿Alguien podrá estar de acuerdo con este acto -por decir lo menos- de opacidad? ¿Es un indicio de poca responsabilidad pública, justo cuando esa empresa afronta el mayor escándalo mundial de corrupción? ¿Qué dice al respecto el alcalde Mauricio Rodas y su grupo político, que de paso forma parte de la alianza que apoya a Guillermo Lasso a la Presidencia? ¿Habrá confianza y tranquilidad en la alianza SUMA-CREO con un acto de esta naturaleza si desean dirigir los destinos de Ecuador?
Más allá de las consideraciones electorales (que para la prensa comercial es vital, pero de esto no habla) hay un tema ético de interés público y de responsabilidad institucional. (O)