Con suficiente tiempo de antelación se ha informado. No caben los pretextos. No se trata de mirar para otro lado. Lo más importante ahora es realizar todas las acciones posibles y urgentes para paliar los efectos de un fenómeno que se advierte duro, como ya ocurrió en dos ocasiones.
Nadie puede estar ajeno. Todos los organismos del Estado (Gobierno central y locales) están en la obligación de preparar los planes, pero ante todo que las comunidades potencialmente afectadas tengan información suficiente.
Incluso, si hay que movilizar y desplazar a familias de ciertas zonas, es necesario entender que ese costo puede salvar miles de vidas. Planificación y acción mancomunadas serán la única defensa real para un fenómeno de tal magnitud.