No se sabe en qué parte de  su declaración el portavoz del Departamento de Estado de los EE.UU., Patrick Ventrell, ha dicho, textualmente, que se “proteja la vida” de tres periodistas ecuatorianos (Martín Pallares, Janeth Hinostroza y Miguel Rivadeneira). Y a pesar de ello, y por el afán de victimizar a los comunicadores, los diarios capitalinos privados titularon que el gobierno de Barack Obama pide la protección de ellos.

¿Ligereza? ¿Victimización? ¿Falta de profesionalismo a la hora de redactar la noticia? ¿Afán de poner en boca de otros lo que  ellos quisieran decir? Todo eso junto y con un añadido: la poca capacidad de medir el impacto que una declaración de un alto funcionario tiene para su propio gobierno como para  con las personas y países mencionados.

La declaración del funcionario estadounidense dura apenas 49 segundos sobre Ecuador y en la parte fundamental, que no destacan los medios privados y comerciales de aquí, dice: “Una fuerte (o robusta) ley de comunicación independiente es necesaria para crear debate público de ideas considerando el estado de derecho” (A robust, independent media law is necessary to create a public discussion of ideas regarding the rule of law).

¿No es que no hacía falta una ley? ¿Que la mejor ley era la que no existía? ¿Y como ahora lo dice el Gobierno de los EE.UU. los periodistas “libres e independientes” sí le harán caso y apoyarán una regulación?
El señor Ventrell no sabe (así como se equivoca en los medios para los que trabajan Pallares y Rivadeneira, que son de un mismo propietario) es que en Ecuador sí hay un proyecto de ley, fuerte, robusto, contundente, a favor de garantizar los derechos de comunicación de los ciudadanos, y no solo de los periodistas o los empresarios de la comunicación. Si se informara mejor, además, sabría que esos tres periodistas caminan libremente por las calles del país y que nadie les ha puesto un tapón en la boca para expresar todo lo que han dicho sin freno alguno, salvo el que les imponen sus propios medios sobre los negocios de sus empresarios.