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En ciudades como Guayaquil, Quito, Cuenca, Machala, Loja, el gremio de taxistas decidió ayer paralizar sus actividades. El motivo: reclaman el pago de compensaciones por el incremento de combustible, el mismo que se ha incumplido. Otros rechazan que a aplicaciones móviles transnacionales que brindan este servicio se les pretenda cobrar impuestos.
La Federación Nacional de Cooperativas de Transporte en Taxis (Fedotaxis) calculó en 5.000 los taxistas que plegaron a la medida. Solo en Guayaquil se hablaba de 10.000. Así esta jornada de protesta alteró la actividad diaria de los ecuatorianos.
Pero no todos los agremiados están de acuerdo con la paralización de actividades. Por ejemplo, hubo quienes trabajaron de manera normal so pena de alguna multa. Así lo manifestó un conductor que analizaba la situación ayer.
El hombre dijo que no ganaba nada si no trabajaba, paralizado, que debe conseguir dinero para su hija que estudia en la universidad. Entonces, ¿no los multan? “Sí, ese es el problema, a veces las cooperativas nos sancionan o suspenden, pero dejar de prestar el servicio no es la solución”, reflexionaba el conductor. Más aún cuando en la calle circulan los llamados “taxis ejecutivos” o esos que no pertenecen a ninguna cooperativa.
Los dirigentes del taxismo hablan de competencia desleal frente a las transnacionales, pero ¿acaso ellos están brindando un buen servicio?, ¿han mejorado en cuanto a precios, trato con el cliente, seguridad?
Un conductor de una cooperativa de taxis ejecutivos decía que llevaba un mes trabajando allí y que antes lo hizo en una transnacional. Él marcaba la diferencia entre ambas. “En la primera, al principio, el servicio se lo prestaba en autos costosos, el chofer estaba bien vestido. Ahora han entrado muchas personas y con carros dañados, sucios y el que maneja no viste bien”.
El reclamo y la queja, al parecer, enmascaran una deficiencia. Si bien están en su derecho de hacerlo, deben sembrar fidelidad en sus clientes. (O)