No hubo sorpresas ni sobresaltos, tras un debate de un poco más de una hora en la Asamblea Nacional, el radiodifusor guayaquileño Otto Sonnenholzner, 35 años, fue electo Vicepresidente de la República con 94 votos a favor, 27 en contra y 7 abstenciones. Además de dirigente gremial y defensor de la libertad de expresión, el Segundo Mandatario ha incursionado en negocios familiares relacionados con la agricultura, la construcción y el turismo.

Considerado un conciliador, el perfil de Sonnenholzner es lejano al de la política partidista tradicional, algo que para el presidente Lenín Moreno era fundamental para afrontar esta transición tras la renuncia de María Alejandra Vicuña. No ser militante no significa insensibilidad frente a los acontecimientos políticos y en ese sentido, como radiodifusor, se mantuvo activo en la defensa de la libertad de expresión durante la década anterior.

Por solemne que haya sido la ceremonia de nombramiento oficial, sus primeras palabras fueron para referirse a su apellido: “Me presento ante todos. Soy Otto Sonnenholzner, aunque me pueden decir Otto, porque ya sabemos que esto del apellido se dificulta”. Resumió que ha tenido la oportunidad de trabajar desde muy joven, lo cual le ha permitido observar diversas realidades.

Recordó que en Caravana, la radio de su familia, entrevistó a muchos de los asambleístas que participaron en su elección. Reflexivo, instó a que las diferencias políticas no nos desvíen de la ruta del desarrollo y que el consenso evidenciado en la Asamblea sea la señal de un camino para transitar juntos.

Desde China, Moreno se refirió a Sonnenholzner como un joven emprendedor que tiene el compromiso de trabajar junto a todos los ecuatorianos y al equipo de Gobierno por el futuro del país. Se trata del tercer Vicepresidente desde que asumió el mandato el 24 de mayo de 2017.

La nueva transición era inevitable frente a denuncias de corrupción de los dos anteriores, lo cual denota también la firme convicción desde el Ejecutivo de cero tolerancia frente a los funcionarios que no actúen con ética en el cumplimiento de sus funciones. (O)