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América Latina agradece una decisión política relevante de Obama, al cierre de su mandato: ordenó la libertad del prisionero político puertorriqueño Óscar López Rivera. Por razones de procedimiento, el próximo 17 de mayo se liberará al último revolucionario boricua de la Guerra Fría en cárceles de EE.UU., quien lleva 35 años preso.
Este gran personaje latinoamericano ha marcado su impronta en su pueblo. En enero de este año, cuando cumplió 74 años de edad, dijo: “El tiempo que me quede lo dedicaré a luchar para resolver el mayor problema que enfrentamos: la situación colonial de Puerto Rico”. Nació en la isla caribeña el 6 de enero de 1943, a los 14 años, junto a su familia, emigró a Chicago. Es veterano de la guerra de Vietnam. Al volver de la guerra fue organizador comunal y defensor de la comunidad latina en Chicago.
Fue arrestado el 29 de mayo de 1981. Acusado de sedición, por querer la independencia de Puerto Rico, fue sentenciado a 55 años de cárcel. La justicia tarda -en este caso, demasiado- pero al fin ha llegado. (O)