Los fervientes defensores del sistema estadounidense se  han quedado callados: aquellos como Osvaldo Hurtado y Andrés Páez que van a Washington a rendir cuentas y a denunciar “atrocidades”, sin descontar al protegido del Gobierno, el director de Fundamedios (¿supuesta organización o colectivo de uno?), y tampoco dejando de lado a los muy sapientes entrevistadores de televisión. No dicen nada de que “su” presidente ya empezó oficialmente la campaña para la reelección presidencial y sigue “usando” el avión presidencial, su escolta, despacha desde la Casa Blanca y cobra el sueldo de Primer Mandatario.

Es posible que no lo hagan porque, de decirlo, tendrían que reconocer tamaño absurdo cuando denunciaban que el presidente Rafael Correa debía dejar de ejercer la primera autoridad del país cuando de campañas se trata. Todos ellos, que ahora se sintonizan para todo, se reparten el libreto adecuadamente cada mañana y en cada periódico, ¿podrán ahora decirle públicamente a “su” presidente que no es ético “usar” vehículo oficial para movilizarse? ¿Serán capaces de, por lo menos, advertirle que acá en el Ecuador esas cosas no se pueden hacer porque la moralidad de la oposición lo impide? ¿Fundamedios hará un reporte a la SIP, a Freedom House, a la CIDH y a WAN denunciando que Barack Obama atenta contra los derechos humanos de la oposición con semejante ventaja? ¿La Aedep, la AER y la Asociación de Canales publicarán sendos comunicados en los diarios estadounidenses denunciando tamaña osadía de Obama?

¡Horror! Un mandatario de una “democracia ejemplar” empezó su campaña para la reelección y sigue movilizado en el aparataje público. Y si gana dirán que fue gracias a esa “ventaja comparativa”. Dirán, con ironía, que los “gringos” no tuvieron otra opción, gracias a que se movía en auto oficial.