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Luego de 8 años de gestión al frente de la mayor potencia económica y militar del planeta, Barack Obama cierra hoy un capítulo de la historia de EE.UU. Se despide entre el aplauso de sus admiradores, el escepticismo de los observadores, la duda de los analistas y la crítica de sus detractores.
Ser el primer afroestadounidense en llegar a la Casa Blanca significa un antes y un después en una sociedad que -desde sus orígenes- quedó muy marcada por la migración.
Durante sus 2 mandatos consecutivos, Obama fue protagonista de primera línea en los conflictos mundiales, ya sea en Medio Oriente, Europa o Asia. Su relación con América Latina deja un sabor agridulce, pues, a la vez que dio pasos importantes para mejorar las relaciones de EE.UU. con Cuba, no dio tregua a Venezuela, a través de decretos inconcebibles que muestran una intencionalidad injerencista, que es rechazada incluso en Washington.
El legado de Obama queda, se lleva su medalla del Nobel de la Paz, pero ahí deja muchas mechas prendidas. (O)