El presidente de EE.UU. dijo: “Avancemos y cerremos este capítulo”, al referirse al cierre de la cárcel en Guantánamo, que además de ser su propuesta electoral ha sido objeto de denuncia de una serie de violaciones a los derechos humanos. No podemos olvidar que esas cárceles están en territorio cubano. Barack Obama toma esta medida histórica (dadas las tensiones y su connotación mundial) un año antes de finalizar su mandato, sabedor de que en ese escenario deja de lado varias presiones políticas domésticas. Sin embargo, no ha resuelto un asunto de fondo: devolver a Cuba el territorio donde se asienta la base naval en la bahía de Guantánamo. Por más argumentos supuestamente legales y de orden diplomático, ese territorio no es estadounidense. Una fuerte corriente de especialistas e historiadores, por más de una vez, en diversos foros, han explicado la ilegitimidad de sostener como suyo un territorio ajeno, sobre todo construido y fijado como una base militar tras haber superado la llamada Guerra Fría. Siendo así, lo sensato para la política continental sería que, en su visita a La Habana, Obama devuelva esa tierra cubana. (O)