No fueron pocos los reportajes de prensa escrita y televisada sobre la “oleada de cubanos” en Ecuador. Tanto que un candidato presidencial usa ese tema para su proselitismo. En el “subtexto” de esos materiales “informativos” había un claro mensaje: “nos invaden los cubanos”, “fuera los cubanos”, entre otras expresiones xenófobas.

Tal fue el despliegue mediático que incluso un diario capitalino publicó la foto de una periodista ecuatoriana, confundiéndola con una ciudadana cubana, para estigmatizarla. Ella hizo la demanda, pero hasta ahora no se pronuncia públicamente ese diario sobre el tema. Lo guarda como uno de sus mejores secretos para no asumir su culpa.

Tras la reforma migratoria de Cuba, que entró en vigencia el 14 de enero, algunos ciudadanos de ese país han llegado a Ecuador. Casi todos lo hacen cumpliendo los requerimientos que impone el país de destino, en este caso, el nuestro. Pero el lunes pasado, 25 cubanos hicieron su arribo sin el requerimiento de la carta de invitación y “casualmente” la prensa comercial y privada estaba para recibirlos y hacer de ello un drama “humano”, como se expresó un presentador de televisión.

¿Ahora sí es un drama humano? ¿Ahora los cubanos sí son seres que reciben la atención mediática sin prejuicios, xenofobia y con todo el despliegue que no hay para los haitianos, iraquíes y/o africanos que han sido deportados por no llegar con los papeles en regla?

El periodismo no puede vivir del escándalo y de la falsa información. Es un secreto a voces que esos cubanos que arriban a Ecuador lo hacen en calidad de turistas, pero no se los ve en las islas Galápagos ni tampoco en nuestras playas. Son personas que quieren quedarse en nuestro país, por los motivos que fueren, pero para ello deben cumplir con nuestras leyes, como lo hacen los ecuatorianos que quieren trabajar en EE.UU., Europa o en la misma Cuba.