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Una de las demandas ciudadanas más sentidas es que los políticos digan la verdad, que dignifiquen la política y hagan de ese oficio o vocación un servicio. No al revés.
Señor Lasso, usted nos quiere enjuiciar. Su compañero de fórmula nos ha perseguido e injuriado. No vamos a postergar sus deseos. Usted tiene mucha plata y mucho poder. Si quiere recuperar los medios incautados para sus amigos Isaías, dígalo de una vez, pero no amenace a los periodistas de los medios públicos. Presenten las pruebas de nuestros supuestos delitos, muestren las evidencias de que las papeletas electorales se imprimieron en la imprenta de este diario. Si nada de eso hacen, no seremos nosotros quienes los juzguen moralmente.
El pueblo y la historia se encargarán, pero por lo pronto no jueguen con las palabras ni construyan mentiras. Si quieren ganar una elección, háganlo con la responsabilidad del caso.
Usted, señor Lasso, ha sido entrevistado en más de una ocasión por este periódico y tenemos la grabación de todas esas entrevistas. Ojalá repita ahora lo que dijo en ellas. (O)