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El asambleísta Cléver Jiménez lo ha dicho sin ningún rubor: en Ecuador hay un mercado negro de información.
¿Si eso trasciende nuestras fronteras cómo se entendería en el exterior o en organismos internacionales preocupados por la transparencia y el acceso a la información? ¿Sabe el legislador lo que eso implica en términos prácticos y ya no jurídicos y políticos? Parece que no.
Por el cargo que ostenta y la responsabilidad de su actoría política debería decirle al país quién vende, cuánto cuesta, dónde se obtiene y cómo se la procesa, pero también a quién se beneficia o perjudica con ello. Información es sinónimo de datos, evidencias y pruebas, pero si hay un mercado negro, eso debería ser denunciado urgentemente por Jiménez ante los tribunales y de frente al país.