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No es noticia para ciertos candidatos; de hecho, es mala noticia para quienes piensan en las elecciones como simple palanca para acceder al poder y desde ahí instalar una visión reducida del país, aquella que mira a Ecuador como un apetitoso mercado.
Pero hay un país que no piensa de la misma manera. ¿De qué se trata? Durante la última década, la pobreza en Ecuador se redujo 14,7 puntos, mientras que la pobreza extrema bajó 8,2 puntos. Los críticos de última hora dirán que las cifras son bajas. Quien comprende lo que implica subir un punto, en un país que arrastra una carga estructural de exclusión social e inequidad, sabe que la sociedad ecuatoriana vive un salto cualitativo en materia de políticas públicas inclusivas.
La baja de esta desigualdad también se dio por el crecimiento del PIB (pasó de $ 47.000 millones en 2006 a $ 102.000 millones en 2017). Esto se refleja en más cobertura de servicios básicos, seguridad social, escolaridad. Hay un país que se construye más allá de la calentura electoral, sin duda. (O)