Publicidad
Algunos sectores políticos y mediáticos fueron muy severos en las pasadas campañas electorales: criticaron con dureza el uso del avión, la seguridad, entre otras cosas. Y ahora que ciertos alcaldes, prefectos y uno que otro asambleísta, cuyo deseo es candidatizarse para la presidencia de la República o para la Asamblea, no escatiman en usar recursos de sus entidades ni miden el tiempo destinado a una actividad proselitista, en desmedro del trabajo que le deben a sus mandantes, los medios de prensa privados no hacen ninguna crítica ni ningún cuestionamiento. Y ni el hecho de que determinados aspirantes a la Presidencia asistan a los actos de sus coidearios que son autoridades, para estar al frente de inauguraciones y recorridos de obras, suscita algún reproche. Entonces, hay dos temas: primero, son ultracríticos con unos, y muy blandos con otros; y, segundo, se plantan frente a la ciudadanía con una supuesta moral cuando en la práctica (se eximen de hacer críticas) solapan faltas éticas y cívicas. Y sin esa crítica el electorado no podrá decidir con mayores elementos de juicio. Entonces, cómo suponer que si esos candidatos ganan un cargo no van a repetir dichas falta en sus futuras funciones. Por tanto, lo importante es respetar las responsabilidades públicas porque se trata de recursos públicos, entre ellos el irrecuperable tiempo. (O)