En el mundillo de las redes sociales todo es escándalo. Rafael Correa firma un decreto ejecutivo para garantizar la seguridad de los expresidentes y se genera una cascada de insultos sin sentido y comentarios falaces.
Como país, hemos llegado al extremo en el cual proteger a quien nos gobernó 10 años, sin entrar en el debate sobre su legado, es reprochable. Los responsables, en parte, de ese ambiente crispado que atraviesa Ecuador son los medios de comunicación que exacerban cualquier medida, por pequeña que sea. La politiquería lo ha contaminado todo.
Todos los países del mundo con suficiente institucionalización custodian a sus exgobernantes, incluido el que es referente democrático de la oposición: Estados Unidos. ¿No es acaso una medida razonable?
El odio que revela la oposición mediática solo confirma la importancia de que el Presidente saliente y su familia tengan protección del Estado. (O)
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