Varias familias atraviesan por una situación dolorosa y preocupante: sus parientes han desaparecido, algunos hace ya varios años.
Es verdad que se trata de un problema complejo, con múltiples aristas y hasta sin una explicación concreta. Cada caso, obviamente, convoca a un análisis particular.
Sin embargo, es un problema de orden social que debe ser atendido por quienes tienen responsabilidades directas (lo están haciendo con mucho trabajo), pero también es un asunto colectivo que invoca a toda la sociedad en su auxilio.
Todo lo que se haga resulta poco ante la desesperación y angustia de las familias, algunas de ellas optaron por expresarse en la Plaza Grande de Quito, pero también hay que considerar la complejidad del asunto y, por lo mismo, las soluciones, sin sensacionalismo.