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Los últimos días son prolíficos en noticias sobre lo que ocurre y debería ocurrir en la producción ecuatoriana. Quizá existan dos resortes en ello: uno es la posibilidad de firmar un acuerdo comercial con la Unión Europea y el otro la propuesta gubernamental de sustituir las importaciones.
Al fin discutimos algo de fondo, dirían algunas personas. Y es cierto: mientras nos ocupábamos en esas disputas políticas difíciles, hay otros temas complejos y estructurales que hacen o definen parte de nuestra vida diaria. Y el principal es el cambio de la matriz productiva, por supuesto.
Claro, transformar la realidad de nuestra producción pasa también por cambiar las mentalidades de nuestros empresarios, algunos de los cuales prefirieron lo fácil, importar o comprar tecnología, antes que producir, crear, inventar y arriesgar con el talento y las capacidades nacionales a todo nivel.
Gracias a esos resortes señalados ahora podemos tener, incluso, varios datos de la realidad que nos obligan a pensar de otros modos. Ahora sabemos cuánto importamos en frutas, cuando tenemos potencialidad para hacerlo en muchas tierras y con tecnologías apropiadas. Igual pasa con los servicios que recibimos.
Entonces, tenemos por delante grandes oportunidades a la vista. La fundamental será conceptualizar otro modo de relacionamiento con nuestra producción, el rol de los factores que de ella hacen la vida diaria y las políticas públicas.
Por supuesto en eso también hay un asunto complicado: hasta dónde el sector financiero está dispuesto a apoyar el cambio de la matriz con el otorgamiento de créditos con mejores condiciones para los productores. La queja de muchos campesinos y emprendedores es que se ponen demasiadas trabas que hacen difícil obtener un crédito para producir frutas, por ejemplo. Todo ello sin descontar la desagregación tecnológica que nos hace falta.
Si el proyecto de Código Monetario y Financiero, las leyes de Tierras y Aguas, además de la posibilidad de firmar un acuerdo comercial con la Unión Europea son elementos estructurales para imaginar nuestro futuro, deberíamos abordar estos temas como asuntos clave en la discusión diaria en todos los niveles para aportar las mayores sabidurías.
Tenemos por delante -superadas las elecciones- un reto enorme y está vinculado al cambio de la matriz productiva, la sustitución de importaciones y el diseño de una economía que favorezca el desarrollo integral para salir de la pobreza, fortaleciendo las capacidades y potencialidades propias.