Ayer fue un día provechoso para la democracia de Ecuador. El debate sostenido por los candidatos a la Alcaldía de Quito mostró hasta dónde la observación directa, la confrontación responsable y la reflexión política con altura ponen a las elecciones en otra dimensión.

Sobre todo porque una ciudad o una localidad requieren propuestas claras y no intermediarios (la prensa privada y comercial, por ejemplo) que distorsionan los hechos a favor de una corriente, partido o persona en función de sus intereses particulares.

Lo mismo se debería hacer con el resto de ciudades, porque hay temas complejos y gravitantes para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Y por último: el debate de ayer puso en claro la potencia de la experiencia, la responsabilidad y la altura política.