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La palabra “corrupción” tamiza el momento político-electoral del país. La semana pasada, Washington destapó el escándalo que involucra a Odebrecht; enseguida se proyectó su posible secuela apuntando los dardos -al inicio de la justa electoral- contra el gobierno de Quito. Sin embargo, nadie aporta ni un nombre hasta hoy.
El Régimen critica al Departamento de Justicia de EE.UU., pues el ejemplo de corrupción que puso sobre el tapete “es desafortunado, ya que argumenta que funcionarios públicos recibieron coimas en los años 2007 y 2008, cuando Odebrecht fue expulsada del país, decisión que sostuvimos a pesar de que Brasil retiró a su embajador”.
Mientras tanto, en el tema de la red de corrupción dentro de Petroecuador, las acciones siguen y las autoridades acumulan evidencias. Poco a poco se ve la imagen del nivel de corrupción corporativa que afectó a la empresa. Y tanto o más grave aún, se visualizan ya los oscuros intereses políticos en juego, a través de personajes de larga y funesta recordación para el país. (O)