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El 16 de agosto se suscribió el Pacto Nacional por la Seguridad Vial, cuyo propósito fundamental era promover una cultura de seguridad vial, generar propuestas conjuntas de reformas al marco legal y reglamentario del transporte terrestre y ejecutar mesas de trabajo, programas educativos, etc.
Una política de Estado, cuyo fin era capacitar a la ciudadanía y prevenir accidentes de tránsito, que tanto dolor causan a las familias ecuatorianas. Cuando se suscribió el Pacto, desde enero habían fallecido 1.011 personas con centenares de heridos, pero ahora esa cifra está sobrepasada con otros accidentes trágicos, incluido el más reciente, ocurrido en la noche del domingo, cerca de Otavalo.
De acuerdo con la información de las autoridades de tránsito, la causa de esta nueva tragedia fue la impericia. Hace falta una investigación profunda que vaya a las raíces del problema, que se señale a los responsables que emiten licencias, además del trato de las empresas de transporte con los choferes, que descansan muy poco. (O)