El reciclaje no es moda ni novelería, tiene el propósito de impedir que una buena parte de los desechos terminen con la naturaleza por causa de la lenta degradación que tienen. Los residuos orgánicos, por ejemplo, como los alimentos, tienen un período corto, de no más de cuatro semanas y sirven de abono a las plantas.

Los papeles y cartones, que se elaboran a partir de la celulosa que se extrae de los árboles, demoran un año en descomponerse. En cambio, el aluminio, con el cual se envasan las bebidas gaseosas, se degrada en 10 años y algunos plásticos elaborados con polietileno de baja densidad podrían alcanzar un siglo por el mismo proceso. ¿Y las llantas?

Las llantas o neumáticos, cuya materia prima es el caucho, no tienen definido con precisión el número de años para degradarse. Los científicos más optimistas consideran que se requieren al menos 1.000 años, otros plantean  más, por eso las mejores recomendaciones tienen que ver con la reutilización de los neumáticos de manera creativa.

En Ecuador cada año se importan y fabrican 3,9 millones de neumáticos, de ese total 2,4 millones son abandonados al aire libre, en botaderos de basura, en quebradas, van a parar a las playas o al mar, se vuelven focos de contaminación en la temporada invernal por el agua  acumulada y causan la proliferación de insectos.

El Ministerio del Ambiente y 55 municipios del país, además de varias empresas privadas, se unieron para desarrollar el proyecto denominado Llantatón, que busca, en la primera etapa en el mes de noviembre, recuperar 80.000 llantas esparcidas por los rellenos sanitarios para darles un mejor uso. Por ejemplo, que después de retiradas de los carros sean reutilizadas en parques de juegos infantiles, propuso el ministro del Ambiente, Humberto Cholango.

En el plan también trabajarán los importadores de neumáticos y la fabricante nacional Continental, que tiene su sede en Cuenca. También se puede aprovechar el granulado en las canchas sintéticas que algunos municipios instalan en los parques. (O)