Ya son dos empresarios que atribuyen a la Ley Orgánica de Comunicación (LOC) ser la causa de que una revista no circule y un periódico no imprima más sus ediciones. Y los argumentos se desvanecen con solo revisar las cifras de su negocio y las capacidades que muestran esas empresas para afrontarlo en la última década, mucho antes de que se emitiera la LOC.
De hecho, esa revista y ese periódico siempre tuvieron expresiones y hasta posturas absolutamente libres y opositoras, sin por ello recibir alguna sanción o restricción. Ni siquiera estuvieron enjuiciados. Por lo mismo, lo único entendible es querer justificar su falta de rentabilidad y hasta capacidad para afrontar un ‘negocio’ en la misma lógica del mercado.
Más allá de lo que implica para una sociedad el fin de un medio de comunicación, lo cierto es que en esta época las audiencias tienen y generan otras formas de comunicación y usan diversas y múltiples fuentes de información dentro de la democracia.