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Ecuador, 29 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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Las diferencias deben resolverse en democracia

Ecuador ha tenido una historia de golpes de Estado a lo largo del siglo XX. Si algo no les gustaba a los políticos y líderes sociales lo resolvían en las calles con manifestaciones y tumbando al gobierno de turno. Un ejemplo de eso ocurrió con el gobierno de Jamil Mahuad, que salvó a los bancos y hundió al país. Él fue sacado del Palacio de Carondelet por militares e indígenas. Un líder de esa revuelta ganó las elecciones en 2003: Lucio Gutiérrez, quien también fue derrocado por otro golpe de Estado en las calles. En 2007 un guayaquileño, profesor de economía, de verbo fácil que vendía mentiras, ganó las elecciones: Rafael Correa. Desde ese año hasta 2017 se terminaron los golpes de Estado y hasta es posible creer que tuvimos una estabilidad política. Sin embargo, Ecuador soportó una década de autoritarismo, de violaciones a la libertad de expresión y a las individuales, de persecución a la  oposición, indígenas, sindicatos y a cualquiera que se atrevía a contradecir al exmandatario. Correa rompió a las organizaciones sociales para crearse las suyas y obtener un supuesto respaldo político y social. El expresidente cooptó todas las funciones del Estado y controló el país como si fuera su propiedad, despilfarró el dinero de nuestros impuestos y desperdició la posibilidad de que Ecuador aprovechara la bonanza económica. Los ciudadanos deben mirar hacia esos años para valorar el cambio radical que tienen ahora en la administración de Lenín Moreno, quien tiene aciertos y errores.  Lo acusan de tomar decisiones incomprensibles y tardías, pero es un demócrata, escucha, respeta las críticas y acepta las derrotas y no se vanagloria de sus logros. El Presidente durante sus tres años de Gobierno reinstitucionalizó el país y recuperó el sistema democrático; desmontó el aparato correísta y les devolvió a las funciones del Estado su capacidad de actuar con autonomía, y la prensa es libre de decir lo que quiera. Nada ha sido fácil para él, recibió un país sobreendeudado y con cuentas oscuras, ha soportado la incesante oposición correísta y la peor crisis sanitaria,  económica, y social en esta pandemia. Piensen que las diferencias se pueden resolver en una democracia. (O)

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