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Son muchas las conjugaciones para que la economía de un país funcione sin sobresaltos, que crezca, genere empleos, distribuya eficazmente los ingresos y se convierta en un motor que funcione a buen ritmo y que también permanezca en niveles óptimos en un período largo.
Lo que ha ocurrido en este 2017, que está a pocas horas de finalizar, permite ver el futuro con optimismo, principalmente por una cifra que salió del Banco Central de Ecuador: se espera para 2018 una inversión de $ 2.000 millones, básicamente porque se prevé una reactivación en el sector de la construcción y porque se aguarda a que los grandes proyectos mineros aterricen en Ecuador.
La construcción es una de las actividades que más mueve la economía, y desde 2015 se encuentra estancada o moviéndose muy lentamente. Los empresarios del sector están expectantes de que la Ley de Plusvalía sea eliminada en la consulta popular del 4 de febrero próximo y así lograr que grandes proyectos inmobiliarios se concreten con capital nacional y extranjero. La construcción también se activará con el plan Casa para Todos, uno de los programas sociales prioritarios del Gobierno Nacional.
Otro síntoma que ayuda a la balanza comercial es la recuperación de los precios del petróleo en el mercado internacional. Las exportaciones petroleras y no petroleras pasaron de $ 13.778 millones entre enero y octubre de 2016, a $ 15.721 millones en el mismo período de 2017. El Banco Central prevé, además, terminar el año con un superávit comercial. Los otros dos factores que movieron a la economía fueron la finalización de las salvaguardias a las importaciones y la baja de 14% a 12% del IVA.
Como la economía casi siempre va de la mano de la política, el ambiente de estabilidad debe ser una garantía para confirmar la previsión de optimismo. Las cifras de crecimiento de la economía para 2018 no son muy ambiciosas (2%), aunque medio punto más al crecimiento de este año (1,5%) y superando el saldo negativo de 2016 (-1,6%). (O)