El ex presidente de Brasil y quizá uno de los más importantes líderes mundiales de la década pasada (junto a Hugo Chávez Frías) estuvo en Ecuador y ha dejado varias lecciones para quienes veían en él a ese “otro lado” de la izquierda latinoamericana.
La principal: los procesos de transformación, como lo advirtieron los marxistas clásicos, tienen complejidades y particularidades para cada sociedad y nación que sólo sus miembros las pueden resolver de modo favorable. Y ahí también otra lección: el camino recorrido no puede desprotegerse por ceder a los cantos de sirena del capital, bajo supuestos rentistas y desarrollistas.
Con Lula se aprende mucho y, sobre todo, estimula las convicciones de un latinoamericanismo renovado y pujante para los nuevos retos.