Hay una duda que ronda en las mentes de los usuarios de internet: ¿cabe todavía llamar redes sociales a esos espacios donde se expanden los insultos, los agravios y hasta amenazas bajo supuestas posturas individuales y ciudadanas?
La proliferación de ataques a tirios y troyanos es la revelación de que las sociedades no maduran suficientemente para afrontar las reflexiones y los temas polémicos desde la sensatez, y solo afloran los instintos salvajes. Los personajes públicos son objeto del ataque más violento, verbal y escrito.
Y allí aparecen hasta supuestos comunicadores que no miden el alcance ni la dimensión de sus fobias, complejos y broncas personales. El llamado más urgente es a que las redes sociales sean espacios de encuentro y diálogo para potenciar la ciudadanía.