Aunque no fue lo más relevante y destacado en determinada prensa, el rol desempeñado por exmiembros del Grupo de Apoyo Operacional (GAO) en los sucesos del 30-S fue muy sintomático de lo que ocurría en una parte de la Policía Nacional desde hace muchos años.
En lo fundamental: una suerte de grupos paralelos, logias o asociaciones ilícitas con el crimen organizado para beneficio de algunos gendarmes. Eso sin descontar las acciones supuestamente policiales a favor de grupos criminales y también ‘operaciones’ violatorias de los derechos humanos, con antecedentes directos con lo que hizo el llamado SIC-10 y la UIES.
Que la sentencia a estos malos elementos permita generar una pedagogía en la Policía para dejar atrás ese pasado de violencia, ilegalidades y corrupción.