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Bien han dicho analistas responsables y las mismas autoridades del país que la campaña electoral estará marcada por la situación económica. De hecho, algunos precandidatos lo entienden así y actúan de un modo poco responsable con este tema.
No se trata de ganar unos comicios generando incertidumbre o malestar. Al contrario, las certezas definen la postura del electorado, pero sobre todo hay un enorme riesgo de acentuar problemas o crear escenarios catastróficos si no se dicen las cosas apegadas a la realidad. Nadie puede desconocer las dificultades, pero la economía nacional requiere de un esfuerzo colectivo para superarlas. Tanto el sector público como el privado tienen por delante enormes retos que van más allá de las elecciones. Y el único objetivo es garantizar el bienestar de todo el país.
De ahí que ese discurso catastrófico no le sirve ni al sector privado, porque así no llegan las inversiones ni tampoco los actores económicos aseguran sus negocios. Por ahora estamos saliendo de un momento muy difícil, pero será mucho más rápida esa salida si todos contribuimos con las mejores ideas y sin catastrofismos. (O)