Tras 15 días del terremoto, las tareas de reconstrucción han empezado, pero en ninguna de ellas hay que descontar el rol primordial que tienen los gobiernos autónomos descentralizados. Es verdad que algunos han desarrollado procesos para institucionalizar políticas públicas, pero también es cierto que todavía hay “secuelas” de la improvisación, dejadez o clientelismo.

Por ejemplo, el catastro de algunas poblaciones afectadas por el sismo del pasado 16 de abril no existe, es incompleto o no refleja la realidad y por eso es difícil contar con un diagnóstico lo más fiel a la realidad de lo que había y de lo que se debe o puede reparar. Cuando más se cuestiona la centralidad del Estado más brilla la necesidad de contar con gobiernos autónomos con todo el peso de su acción en cada uno de sus territorios.

Por eso ahora es la gran oportunidad para que en las zonas del desastre los municipios y/o prefecturas exhiban toda su potencialidad en una plena coordinación con el Ejecutivo. La reconstrucción será su norte para trabajar en ella sino en una planificación eficiente y una plena organización territorial. (O)