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Por las redes sociales y por algunos medios hay un lugar común: ¿cuándo el Presidente de la República va a dar el derecho a la réplica a los supuestos afectados por sus alocuciones en el enlace ciudadano de los sábados? Lo dicen de todos los modos posibles y asumen que ese acto de rendición de cuentas es un programa de televisión y/o un informativo de algún medio de comunicación. Y por lo tanto, bajo ese esquema, el “programa de los sábados” se ajusta a las normas y regulaciones que caben solo para la prensa.
Pero últimamente, como una estrategia al parecer inocente o apenas coordinada, la mayoría de canales de televisión ha optado por convertirse en escenario de la réplica: si el presidente Rafael Correa explica algún problema y menciona el nombre del causante, durante el resto de la semana los aludidos recorren los sets de los canales privados y de algunas emisoras.
¿Cómo se explica entonces esa aparente coordinación de los canales y emisoras con los señalados por Correa? ¿Solo como una reacción legítima? ¿Como una actuación política? Incluso, los mismos aludidos ya saben que tienen esos espacios a su disposición y -en son de broma- se cuenta que “rezan” por ser señalados por el Presidente para salir a los medios y tener una tarima en tiempos preelectorales.
Lo lamentable es que algunas entrevistadoras no se preocupan de atender el señalamiento o crítica de Correa y solo satisfacen el ansia de respuesta de los aludidos; comparten su “dolor” y hasta coinciden con sus argumentos, perdiendo esa supuesta objetividad que demandan del periodismo “libre e independiente”. Y lo más triste de todo es que no destacan los elementos noticiosos de las cadenas sabatinas. Por lo tanto, han construido el escenario de la réplica a una rendición de cuentas, instaurado la plataforma “generosa” de respuesta y coaligado su responsabilidad pública con el ejercicio político.