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El nuevo fiscal, Carlos Baca, que se estrena con el caso Odebrecht, ordenó un operativo en tres ciudades para allanar y arrestar a supuestos personajes vinculados a la mayor trama de corrupción que recuerde Latinoamérica.
Algo ya está claro: los tentáculos de la empresa brasileña ingresaron a la política ecuatoriana a través de sobornos. Las investigaciones empezaron hace mucho tiempo, pero solo cuando Brasilia compartió la información se logró avanzar notablemente. Ahora hay que cuidar que ninguno de los responsables huya. No se puede repetir el fiasco que significó la salida del país de los Pareja.
Todas las instituciones tienen algo que aportar. La Asamblea posee el rol fiscalizador y es capaz de destituir a cualquier autoridad de la Función de Transparencia. El Gobierno -en palabras de Lenín Moreno- respalda las indagaciones y ha prometido una lucha sin cuartel contra la corrupción. Esa es la dirección correcta. (O)