El 9 de noviembre de 1989 ocurrió algo que muy pocos imaginaban, pero que era el anhelo de los alemanes: la caída del muro de Berlín. El 26 de abril de 2018 quedará marcado por el primer acercamiento entre los líderes de Corea del Norte, Kim Jong-un, y Corea del Sur, Moon Jae-in, que hasta hace no muchos meses vivían bajo la amenaza de una guerra nuclear; pero hoy se dan la mano para llegar a acuerdos que básicamente tienen que ver con el fin de los programas de armas nucleares y de obtener una paz definitiva. La de Alemania y la de Corea fueron divisiones territoriales que surgieron después de terribles guerras, con enorme costo social, incluso con la separación de familias.

La imagen de los dos presidentes estrechando sus manos sobre la línea de frontera y luego los pasos que dieron de un lado y del otro de cada país, también quedaron para el registro de la historia. Es el inicio de un proceso de paz que no será fácil y cuyo objetivo es lograr el desarme nuclear y evitar una guerra de impredecibles consecuencias debido al peligroso poderío militar de las dos Coreas que, desde ayer, comenzaron a trabajar para erradicar ese tipo de armas en el plazo de un año en toda la península.

“Los dos líderes declaran solemnemente ante 80 millones de coreanos –y ante todo el mundo– que no habrá más guerra en la península coreana y que una nueva era de paz ha comenzado”. El documento compromete a los dos Estados a solucionar las cuestiones humanitarias resultantes de la división de la nación y organizar una reunión intercoreana de la Cruz Roja para solucionar la separación familiar.

Pekín, Moscú, Washington y en general todas las naciones reaccionaron con un marcado optimismo. A las grandes potencias lo único que se les pide es que no ejerzan injerencias en los asuntos de los otros Estados. De frente es mejor que de espaldas, el diálogo es la mejor arma, el debate de ideas es la receta para alcanzar los acuerdos. La comunidad internacional queda a la expectativa, porque espera que otros conflictos y otras tiranías se acaben para que reine la paz y la democracia. (O)