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Si efectivamente se acoge la propuesta, adquirirá una dimensión histórica, sin lugar a dudas. Y sí: la paz para Colombia, si todo concluye como está previsto, no solo constituye un anhelo de ese país y su pueblo, sus instituciones y las luchas de amplios sectores sociales. No se trata solo del fin de un conflicto armado, también es el reconocimiento de una injusticia nacida de una inequidad económica, una desigualdad social y una disputa de poder con consecuencias mortales. Piedad Córdoba, luchadora convencida de la paz, ha propuesto los nombres de tres mandatarios latinoamericanos para el Premio Nobel de este año. Y ciertamente es una propuesta sensata y oportuna para entender el significado y el peso de la gestión política y humanitaria de Nicolás Maduro, Raúl Castro y Rafael Correa. Pero no estaría por demás incluir al propio presidente Juan Manuel Santos y a la misma dirigencia de las FARC, porque no se trata solo de un actor y mucho menos gracias a una sola gestión y actuación política. De hecho, serviría mucho para reafirmar que la paz no sea el cese del fuego, sino un proceso social. (O)