Publicidad
Paradojas de la política y del supuesto izquierdismo: el movimiento sindical más ortodoxo desapareció durante la llamada “larga y triste noche neoliberal”. Sí, aunque suene extraño. Dirán que las marchas y las huelgas nacionales de los 80 sí ocurrieron. Sí, ¿y qué pasó en los noventa y en la primera década de este siglo? ¿Hubo efervescencia sindical ante la arremetida neoliberal? ¿Cuántas centrales sindicales potentes hicieron huelgas contra Sixto Durán-Ballén, Abdalá Bucaram, Fabián Alarcón, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez? No, no fueron los sindicatos los que actuaron, sino las fuerzas políticas y sociales, con cuyo empuje pudo realizarse la Constituyente.
Hay que reconocer que el movimiento indígena tuvo un papel destacado al oponerse al Tratado de Libre Comercio con EE.UU., pero ahora vemos a los legendarios dirigentes oponerse a las medidas y a las reformas legales que dan respuesta a la crisis económica mundial. No es una paradoja, cae en la lógica de los absurdos: tras nueve años de varios cambios en la relación de poder frente al capital, el trabajador ha salido beneficiado por muchos lados.
Hay que defender, ahora y siempre, varias de las conquistas alcanzadas, lamentablemente, para esos sectores sindicales, todo esto ha sido nada, lo que revela la inconsecuencia enorme con las propias bases a las que dicen representar, pero ya sabemos que solo asoman para el panfleto. En realidad revelan una agenda política electoral con miras al 2017. (O)