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La supresión del Plan Familia muestra el cambio de estilo que impondrá el presidente Lenín Moreno en el nuevo Gobierno. La medida ha contentado a los sectores de izquierda que temían que la iniciativa, cuyo objetivo era combatir el embarazo adolescente, se mezclara con valores religiosos.
Ecuador, dentro de la región, es uno de los países con más altos índices de menores de edad en estado de gravidez. Pero el plan proponía la abstinencia como herramienta de lucha, lo que fue denostado por los sectores progresistas. Ahora hay que construir una nueva estrategia, con el involucramiento de todos los sectores: médicos, profesores, adolescentes, padres de familia y Estado.
Habrá que responder preguntas básicas: ¿Desde cuándo se enseña educación sexual a los niños? ¿A qué edad deberían entregarse, gratuitamente, métodos anticonceptivos? Las respuestas y la discusión tienen que darse en un ambiente de diálogo, sin prejuicios de ninguna índole. (O)