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Todas las cifras del presupuesto estatal en el campo cultural muestran un fenómeno: hay recursos suficientes, pero quizá instituciones insuficientes.
Le corresponde -como ya lo está haciendo- al Ministerio de Cultura generar políticas públicas para favorecer un proceso de cambio profundo que justifique y sostenga las instituciones indispensables para desarrollar programas y planes culturales sostenidos y potentes.
Hace falta que se entienda que la cultura no solo se determina por presupuestos. Ciertamente no es posible financiar la inversión necesaria, porque es inmensa, pero el talento no necesita de mucho, y aquí hay bastante.
Solo hace falta una visión que nacerá de ese debate inteligente y sólido que ya está provocando el organismo rector de la cultura ecuatoriana.