Las revelaciones de WikiLeaks, con el acompañamiento de 18 medios en todo el mundo, incluido EL TELÉGRAFO en Ecuador, ponen sobre el tapete cómo la privacidad dejó de ser tal para muchos gobiernos. Dirán que por asuntos de seguridad se justifica todo.
Y es verdad que hay casos concretos, con orden judicial, como ocurre en Ecuador, donde eso tiene un sentido y una justificación, pero no es así en la mayoría de casos. Todos los documentos expuestos muestran de qué modo actúan esas empresas y los gobiernos que las contratan.
Razón tienen gobiernos como los de Brasil y México de protestar cuando sus máximas autoridades han sido espiadas por empresas “bajo pedido” de las agencias de seguridad de otros países. Un fenómeno creciente y, por ende, preocupante.