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El vocablo femicidio es un calco del inglés ‘femicide’. La Academia de la lengua reconoce la palabra feminicidio con el significado de “asesinato de una mujer por razón de su sexo”. En algunos países se usa el primer término, en otros el segundo. En nuestra legislación se introdujo femicidio que, en realidad, tiene el mismo significado etimológico que feminicidio, pero ambas marcan, con algunos matices, la diferencia con la palabra homicidio. En definitiva, y con las pequeñas variantes que existen, las dos palabras quieren señalar al acto brutal de asesinato a una mujer por razón de su sexo.
El sábado 25 de noviembre, en coincidencia con el ‘Día mundial para poner fin a la violencia contra las mujeres’ (una iniciativa de las Naciones Unidas), la Asamblea Nacional aprobó por unanimidad la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres que, a diferencia de legislaciones anteriores, enfatiza en evitar la muerte de las víctimas.
La prevención tiene el objeto de alertar de forma temprana los casos de violencia familiar para evitar que una agresión se convierta en feminicidio. Es un cambio radical porque el agresor será obligado a salir de la residencia de la víctima y así se podrá salvar a la mujer de la posible muerte. Bibiana Aído, representante de la Organización de las Naciones Unidas-Mujeres reconoce el avance del Ecuador en materia de lucha contra la violencia de género.
Advierte que hace falta un cambio cultural en la ciudadanía para romper la impunidad en los feminicidios. “Hay que cambiar esas estructuras sociales desde edades más tempranas. No podemos seguir escuchando golpes en el piso de al lado y creer que eso no es asunto nuestro, que es un tema de pareja o de alcoba”, manifestó la funcionaria a la televisión pública. Reconoce que existe voluntad política para enfrentar el fenómeno, pero se requiere de un cambio de actitud en la comunidad.
Cambiar una ley en la Asamblea es cuestión de votos, pero cambiar la cultura requiere de toda la ciudadanía. Y de una invocación final a romper el silencio y acabar con la impunidad. (O)