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El inicio de clases en el régimen Sierra y Amazonía trae buenas noticias. La principal: una recuperación evidente del prestigio de la educación pública.
Las políticas sobre este sector han dado resultado en los últimos años: la población la asume como un espacio de calidad, los maestros se sienten más seguros y mejor remunerados, la infraestructura se amplía y la educación privada va perdiendo ese rasgo pernicioso que es el comercialismo, como lo prueban las cifras.
El incremento de la demanda en los establecimientos fiscales y la migración de profesores del sector privado no ocurren por imposición, solo es el resultado de que hay mejores condiciones para garantizar lo que ordena la Constitución: educación gratuita, universal y de calidad. Por ese camino el futuro es alentador.