La llamada “feria de las frecuencias” marcó una época en Ecuador y al mismo tiempo sentó las bases para un poder político y económico que quiso controlar lo que se decía y se pensaba. Tras el pedido de la Superintendencia de Telecomunicaciones de presentar la declaración de los concesionarios, apenas 777 titulares lo hicieron.
¿El resto no tiene cómo justificar esa concesión y el manejo realizado en todos estos años? Un concesionario ya devolvió algunas. Y con ello se prueba que más que un servicio era un negocio garantizado por una legislación que lo favorecía bajo una estructura política bien montada a favor de determinados intereses.
Por eso tiene mucho más sentido la aplicación de la Ley de Comunicación en su integridad y para que dé los frutos deseados.