Acostumbrados a dar clases al resto del mundo, muchos estadounidenses se preguntarán en qué país del mundo se paralizan ciertos servicios públicos porque el parlamento bloquea una iniciativa presidencial.
Evidentemente, no tendrán respuestas adecuadas ni oportunas. Por nuestras tierras no ha salido ninguno de aquellos que reivindican la democracia estadounidense -como modelo insuperable- a explicar a sus lectores u oyentes que a un bloqueo de este tipo se le llama ingobernabilidad y atentado al sentido de lo público.
Eso sin considerar que se deje sin salario y empleo a casi un millón de servidores públicos. Por ello vale la pena pensar en otro modelo de democracia que no sea a favor solo del capital y sí del servicio público como paradigma político.