Las denuncias han ido de más a menos. Y los supuestos actos de corrupción se parecen mucho a aquellas malas mañas de sectores empresariales que “compran” políticos para favorecer negocios particulares desde la gestión estatal.
Aunque no hay todavía juicios o sentencias que señalen responsabilidades, por ahora eso señala un asunto de fondo: la crisis económica en España ocultó varios problemas que se arrastraban, no solo con el Gobierno, sino también con la realeza.
La derecha española llegó al poder con el afán de “mejorarlo todo” y superar la peor crisis de la historia, empero, con estas denuncias, las posibilidades de hacerlo más bien se alejan.
La oposición ahora plantea una salida institucional, pero para ello se requiere -de todos- la mayor responsabilidad política.