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Toda cooperación y ayuda exterior es bienvenida, salvo si quien la ofrece la considera un arma política de dominio. Entre naciones soberanas y entre gobiernos la cosa es mucho más compleja e involucra un conjunto de temas y también legislación. Los gobiernos de Ecuador y EE.UU. deben definir formal y políticamente el destino de la cooperación. Los que ahora se lamentan de que supuestamente llega a su ocaso la ayuda de la Usaid olvidan que detrás de esa generosa entrega de millones de dólares hay una serie de acciones alrededor de una sola visión y posición.
Un Estado moderno como el de Ecuador bien puede revisar los términos de la cooperación estadounidense para no tener que lamentar que algunos de esos fondos sirvan para pagar sueldos de algunos opositores y activistas.