La política, al menos en nuestro país, es capaz de generar las más bajas pasiones. Los debates, que deberían ser un aporte para las futuras generaciones, no dejan nada de positivo. Y en las redes sociales, uno de los mayores inventos de inicios del siglo XXI, la situación fue patética; allí dominan los insultos, que son el único argumento para atacar a quienes piensan diferente. Ante la falta de ideas o de conocimientos, el recurso que queda es la vulgaridad.

Eso ocurrió en las horas y días posteriores al derrame cerebral que sufrió Julio César Trujillo, uno de los mayores referentes que tiene el país en temas jurídicos, formador de varias generaciones de estudiantes, un ejemplo de entrega al país y un enemigo implacable de la corrupción, quien falleció el domingo 19 de mayo en Quito.

Cuando lideró su último trabajo, el de presidir el Consejo de Participación Ciudadana en su etapa de transición, le dijeron viejo, como si eso fuera un argumento para descalificar sus funciones. Sin inmutarse y sin recurrir a los insultos, simplemente respondió: “viejo, pero nunca ladrón ni corrupto”. En efecto, la vida política de Trujillo fue limpia y así lo han reconocido importantes exdiputados y expresidentes de la República.

Cumplió 88 años y los cuatro últimos los dedicó a combatir la corrupción. Primero como miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción y posteriormente como presidente del Consejo de Participación Ciudadana transitorio, un mandato originado en la consulta popular de 2018 para llevar a cabo un proceso que tocó a las estructuras de un poder que había cooptado todas las funciones del Estado para esconder la corrupción.

Dejando de lado el derecho que toda persona tiene al descanso, Trujillo combatió a los corruptos hasta que su salud se lo permitió y sin cobrar ninguna remuneración, recordó el historiador Germán Rodas, con quien compartió su lucha. Horas antes de producirse el problema cerebro vascular, había escuchado con estoicismo los gritos destemplados de un grupo de fanáticos que cuestionaban su trabajo. Julio César Trujillo es uno de los principales referentes de honestidad en la política ecuatoriana; paz en su tumba. (O)